Estos últimos años la industria del cine ha encontrado un filón importantísimo en el mundo del cómic. Desde el lejano oriente donde las adaptaciones del manga al cine y TV es su pan de cada día, a Hollywood, donde Marvel/Disney y Warner Bros. llevan una encarnizada lucha por la taquilla con FOX y Sony de espectadores. Sin olvidarnos del mercado europeo, con, por ejemplo, Luc Besson preparando la traslación a la pantalla de Valérian.
Aquí en casa tampoco nos quedamos cortos, con Zeta Cinema haciendo planes para sacar adelante Super López y Paco Roca preparando la versión animada de sus Memorias de un hombre en pijama. Y aprovechando que estamos en plena temporada de premios y los Goya ya están a la vuelta de la esquina, queremos repasar algunos de los títulos más destacados (para bien y para mal) de los escarceos patrios con el mundo de las viñetas.
Arrugas (Ignacio Ferreras, 2011)
Con dos premios Goya en su haber (mejor película de animación y mejor guion adaptado), la película de Ignacio Ferreras posiblemente sea la adaptación más exitosa que ha dado nuestro cine, logrando romper fronteras que parecían infranqueables como lograr estrenarse en el hermético mercado japonés… ¡y nada menos que de la mano del estudio Ghibli!
La película adapta la obra homónima de Paco Roca, que va ya por su décima edición y cuenta con galardones tan prestigiosos como el Premio Nacional de Cómic. Si os gustó La casa, novela de la que hablamos no hace mucho, no os podéis perder esta relato intimista sobre un grupo de ancianos con mucho por vivir todavía.
Anacleto: Agente secreto (Javier Ruíz Caldera, 2015)
Uno de los éxitos más recientes de nuestra filmografía que nos ha descubierto un puñado de facetas de algunos de los rostros más interesantes del panorama cinematográfico. Porque, ¿quién se hubiera imaginado que Quim Gutiérrez e Imanol Arias dieran tan bien en el cine de acción? O a ese Berto Romero –que se posiciona como la voz del espectador–, excelente descubrimiento (ya tuvo breves apariciones en los dos films anteriores del director), y el propio Ruíz Caldera, quien ha sabido, como pocos, tomar los códigos del cine de Hollywood y trasladarlos a nuestros modos de hacer.
La pega que nos queda es no haber disfrutado de la adaptación de Vázquez con un Imanol Arias más lozano.
El Capitán Trueno y el Santo Grial (Antonio Hernández, 2011)
Los personajes de Víctor Mora no contaron con la mejor de las adaptaciones, pero dados los innumerables problemas que fue arrastrando desde su génesis (ya en 2000 Juanma Bajo Ulloa intentó sacarla adelante), con problemas en el rodaje y disputas entre el equipo y los productores por cuestiones salariales y presupuestarias, su estreno ya fue toda una victoria (en este artículo de El Mundo podéis profundizar en su accidentada producción).
Para estómagos fuertes y amantes de las historias de espadas, puede resultar una interesante curiosidad. Además, ¿no se dice que para criticar hay que ver lo bueno y lo malo? Pues eso. Y si no os la queréis jugar siempre os quedan los relatos de Víctor Mora.
María y yo (Félix Fernández de Castro, 2010)
Cambiamos de tercio con esta novela gráfica de carácter costumbrista que aborda unas vacaciones de su autor, Miguel Gallardo, junto a su hija autista. Finalista del Premio Nacional de Cómic (ese año se lo llevó la ya citada Arrugas), su adaptación a la gran pantalla lo hizo en forma de documental, de la mano del debutante Félix Fernández de Castro.
Lamentablemente la película no tuvo excesiva repercusión en taquilla (a los números me remito, en España tenemos pavor al cine documental), pero convenció a la crítica y a la industria, obteniendo nominaciones a los Goya y los CEC, entre otros.
Zipi y Zape y el club de la canica (Oskar Santos, 2013)
Damos por cerrado este repaso por la historia (reciente) de las adaptaciones fílmicas de nuestros cómics con un éxito mayúsculo. Tanto que ya está en preparación su secuela. Hablamos de Zipi y Zape y el club de la canica, de Oskar Santos. Con más de cinco millones de euros recaudados, el público abrió los brazos a los personajes de José Escobar, olvidando la versión de 1982, convertida ya en clásico del cine cutre.
Si bien esta nueva versión no tenía entre sus prioridades la fidelidad al original, optando por un relato de aventuras, cumple bien su objetivo de entretener al público infante sin complicarse demasiado la vida.
Comentar