Quiero comerme tu páncreas
Seinen, comedia, drama
ECC
Octubre de 2018
Rústica
440
Un estudiante de Bachillerato encuentra por casualidad un diario titulado Mi Enfermedad y Yo, escrito por Sakura Yamauchi, su compañera de clase. En él relata que padece una enfermedad del páncreas y le queda poco tiempo de vida. Así es como la alegre y cándida Sakura y el estudiante, un introvertido amante de los libros, comparten un secreto que da paso a una singular relación de amistad...
La adaptación al manga de la novela homónima, auténtico best seller en su país de origen, con guion de la debutante Yoru Sumino. Autora de Mata, onaji yumewo miteita y Yoruno bakemono (ambas publicadas por Futabasha). Dibujo de Idumi Kirihara. Sus obras más representativas son: Hitohira, Sakaki Mireino tamenara bokuha…!!, Sabotenno musume (todas también publicadas por Futabasha).
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El origen de Quiero comerme tu páncreas se encuentra en la novela escrita por Yoru Sumino en 2014, que publicó en la web antes de que la editorial Futabasha hiciera lo propio con una edición física al año siguiente. Tal fue su éxito que en apenas tres años ha contado con una película de imagen real, otra de animación (licenciada por Selecta Visión en nuestro país) y el manga que nos ocupa hoy.
Desde la primera página (literalmente) ya nos prepara para lo que nos espera, pero, gracias a esa pronta información, se libera de ataduras innecesarias y establece una promesa de que no va a manipularnos de forma emocional, lo que se agradece y aporta una honestidad muy bienvenida. Después de todo, Quiero comerme tu páncreas consigue crear un argumento positivo y amable de un tema, las enfermedades terminales, que no lo es en absoluto.
Gran parte del éxito en esa perspectiva se debe a la pareja protagonista. Ella es una chica que, a pesar de conocer su condición, sabe que deprimirse no sirve de nada y quiere vivir lo que le queda a tope sin remordimientos, con mucho humor a pesar de que no todo en su interior es tan bonito como parece; por otro lado, él es un chico muy introvertido y sin amigos pero en ningún momento antisocial, que sabe seguirle el juego a la protagonista y reconocer sus propios sentimientos aunque les cueste transmitirlos.
Y es que la relación entre los dos protagonistas es el pilar central de la obra, la forma en la que uno influye en el otro y se enseñan respectivamente varias cosas que necesitaban para completarse como personas; una relación orgánica, creíble, entrañable y divertida, que entreteje momentos cómicos de carcajada con puñaladas al corazón pero nunca forzando reacciones ni acontecimientos. El guion incluso se permite un giro argumental que, si bien no cambia el conjunto general, sí añade un puntito emocional diferente a lo que se espera.
El dibujo termina de redondear este volumen único, con un estilo que toma las características más típicas del manga pero los refina mucho en un dibujo sencillo y liviano, perfecto para el tono que pretende la historia pero que se esmera mucho en las expresiones de los protagonistas, especialmente de la chica, con sonrisas socarronas en las que se entrevé en ocasiones una melancolía hiriente; ese leve toque de tristeza en un apartado visual muy luminoso es algo que le viene como anillo al dedo.
¿Qué tal la edición de ECC? Pues en esta ocasión nos toca la cara de la editorial, con un tomo único de casi 450 páginas pero flexible y fácil de leer, sin moiré ni fallos en la maquetación, rotulación o traducción, aunque quizá el papel sea un poco fino. En general, el precio del volumen es más que correcto.
TE GUSTARÁ QUIERO COMERME TU PÁNCREAS SI… quieres una historia sobre un tema grave con una perspectiva positiva que no cae en el melodrama.
NO TE GUSTARÁ QUIERO COMERME TU PÁNCREAS SI… no tienes sentimientos.
Dan sabes he estado dando vueltas luego de ver la película al significado que le dan los dos protagonistas a la frase «quiero comer tu pancreas» y la razón de por qué ambos se la dicen y les significa tanto,tal vez podrías darme una mano con tu postura. Gracias
No sé si en la película lo dejan tan claro pero, en el manga, no hay mucho espacio para el debate, la frase no deja de ser un dicho japonés (y, por lo visto, presente en otros países asiáticos) de que, si te comes un órgano, te curas de la enfermedad que tengas en el mismo. Creo que no va más allá del compromiso que tienen ambos para con el otro.