Banana Fish
Shôjo, acción, drama
Panini Manga
Octubre de 2019
Rústica
384
Año 1973, Vietnam. Un soldado pierde los papeles tras musitar las palabras “Banana Fish”... Año 1985, Nueva York. Ash intenta averiguar qué hay detrás de esas palabras, tras las cuales parece cernirse la oscura sombra de Papa Dino, un capo mafioso de los bajos fondos.
En el Salón del Manga de Barcelona de 2018, Banana Fish fue, sin duda, la licencia más solicitada a las editoriales en sus presentaciones. Su popularidad actual se debe en gran medida a la emisión de su adaptación animada el año pasado, aunque el manga original de Akimi Yoshida sigue siendo muy recordado en Japón y rompió moldes cuando empezó a publicarse en 1985.
Buena parte de su éxito se debió a que se alejaba de los tópicos propios del shôjo, presentando una historia criminal ambientada en Nueva York que no tiene miedo a presentar temas duros, desde la violencia inherente a las mafias a la prostitución infantil, todo ello rodeado del misterio que da nombre al manga y que será el elemento que sirva de hilo conductor del argumento. La relación entre los protagonistas, el delincuente Ash y el fotógrafo japonés Eiji, también fue muy innovadora en su momento gracias a su imporante, pero sutil, carga homosexual.
El dibujo tampoco se asemejaba a lo que uno esperaba de una revista shôjo; de hecho, debe mucho a la obra de Katsuhiro Otomo, especialmente en su época de Akira, con trazos duros y sucios que ambientan muy bien la crudeza de la trama, aunque con el paso de los tomos se va afinando con personajes más esbeltos.
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