Hoy nuestra sección se cubre de oscuridad, hoy nuestra cordura se pone a prueba con dos autores consagrados dentro del género del terror, que llevan muchos años provocando pesadillas con sus historias. ¡No apagues la luz!
JUNJI ITO
Pocos autores tienen tanta presencia en nuestro mercado como Junji Ito. Nacido en 1963, comenzó trabajando como dentista, pero su atracción por el manga era demasiado grande. Si bien la inmensa mayoría de obras de Ito tienen una corta extensión (y la más larga, Relatos terroríficos, no es más que una recopilación de relatos cortos), la gran cantidad existente hace difícil cuál escoger para iniciarse. Pero para eso estamos nosotros aquí.
Una buena puerta de entrada seguramente sea Gyo, ese manga sobre peces a los que les crecen patas mecánicas y amenazan una ciudad costera. Hay varios motivos para recomendarlo. En primer lugar, ahora es un momento fantástico para comprarlo gracias a la edición integral que lanza ECC y que recopila los dos tomos originales. Por otro lado, es una de las mejores obras del autor, con una excelente mezcla de terror, cierta crítica social, momentazos de humor negrísimo y el espeluznante diseño de las criaturas. A pesar de que también evidencia uno de sus defectos, esos finales un tanto descafeinados, en este caso no es tan notorio y no importa tras el apasionante viaje que nos ha dado. Por último, la edición española incluye la historia corta de El misterio de la falla de Amigara, considerada por muchos como la mejor pieza del autor.
Y esto nos lleva a su otra especialidad, esas historias cortas. En este caso una buena opción es Fragmentos del mal, que conserva un buen nivel durante todas sus páginas, algo que no siempre se puede decir de todos sus tomos recopilatorios (que a veces incluyen capítulos que ya han aparecido en otros), y que consta de un solo volumen. A partir de ahí ya tenemos un campo muy amplio que explorar, aunque podemos destacar títulos como Aula demoníaca, que indaga en la faceta más cómica (sin dejar de ser macabra) de Ito; así como Tomie y Uzumaki, dos de sus series más famosas.
Para cerrar el círculo, y una vez estemos más o menos familiarizados con él, es el momento perfecto para leer El diario gatuno de Junji Ito: Yon y Mû, desternillante slice of life en el que se ríe de sí mismo y su producción.
HIDESHI HINO
Ahora que os hemos hablado del autor de terror más famoso del momento, es necesario rendir homenaje a quien le sirvió de inspiración, tanto a él como a muchos otros. El maestro Hideshi Hino, nacido en 1946, está considerado el padre del manga de terror actual y es otro artista cuyas obras han tenido (y siguen teniendo) bastante presencia en nuestro mercado, especialmente a través de La Cúpula.
Un primer contacto adecuado con Hino es Circo de monstruos, obra en la que sabe equilibrar la luz con las sombras, imágenes grotescas con un mensaje de esperanza y optimismo. Siguiendo a una compañía de monstruos que se dedica a realizar espectáculos para los humanos, presenciamos cómo incluso unas criaturas que parecen tan macabras también son capaces de anhelar, soñar y entristecerse, además de establecer relaciones de confianza entre ellas. El autor alcanza cotas poéticas en este relato de tono agridulce.
Tras este inicio, tenemos dos caminos posibles. Si queremos seguir por esa senda que mezcla luz y oscuridad, una buena opción es El niño gusano, la historia de un chaval que odia la escuela y se siente menospreciado por su familia y acaba convirtiéndose en un insecto. Sin embargo, si queremos optar por adentrarnos en el Hino más “duro”, tenemos Panorama infernal, posiblemente su obra más famosa. Este sobrecogedor manga nos presenta a un pintor que tiene visiones del Infierno tras consumir unas flores. Es el relato más íntimo del autor, pues vuelca muchas de sus experiencias personales como niño nacido en la China ocupada por los japoneses, explorando el trauma que supuso la Segunda Guerra Mundial para él y su familia, sin escatimar en retratos de violencia y brutalidad y remarcando que los auténticos monstruos no se encuentran en el mundo sobrenatural: son humanos como nosotros. Una obra bella y macabra a partes iguales.
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