Junji Ito, un autor de pesadilla

El terror japonés tiene nombre y apellido en la actualidad: Junji Ito. Y «ha vuelto a España»

En los últimos años, la editorial ECC ha apostado fuertemente por él y en agosto nos llegan no una ni dos ni tres sino cuatro novedades, entre las que se encuentra el regreso de una de sus obras más conocidas. Para celebrarlo, vamos a hablaros un poco más de él.

Junji Ito nació el 31 de julio de 1963 en la prefectura de Gifu y las primeras influencias que tuvo para dedicarse al manga fueron los dibujos de su hermana mayor y la obra de Kazuo Umezu (Aula a la deriva).

Sin embargo, sus primeros pinitos como autor eran un simple pasatiempo mientras trabajaba como dentista (profesión que parece perfecta para comenzar una carrera en el terror, ¿verdad?).

«…convirtiéndose en un título de culto con hasta ocho adaptaciones cinematográficas.»

Esto no le impidió que consiguiera una mención de honor en 1987 en el Kazuo Umezu Prize de la revista Gekkan Halloween gracias a una historia corta que serviría como punto de partida para Tomie, una de sus obras más exitosas y que le catapultaría definitivamente a la fama, convirtiéndose en un título de culto con hasta ocho adaptaciones cinematográficas.

El propio Ito ha nombrado otras grandes influencias en su obra como Hideshi Hino (Panorama infernal, El niño gusano, Galería de horrores) o los escritores Yasutaka Tsutsui (La chica que saltaba a través del tiempo, Paprika) y H.P. Lovecraft (creador de los populares mitos de Cthulhu).

Además del manga, debutó en el cine en 2011 como director y guionista con Tomio, y estaba involucrado en el malogrado proyecto Silent Hills junto a Hideo Kojima (franquicia Metal Gear Solid) y el director Guillermo del Toro (El laberinto del fauno, Pacific Rim, El espinazo del diablo). Incluso realizó varias ilustraciones de Pokémon reinterpretando algunos de ellos con motivo de Halloween en 2014.

Las obras de Junji Ito se caracterizan por conceptos muy originales y terroríficos que suele acompañar con imágenes grotescas de anatomías retorcidas y podridas, ya sean humanos, animales o criaturas de procedencia desconocida similares a las del horror cósmico de Lovecraft.

«Algunas viñetas son puro arte, un arte procedente de nuestras pesadillas, sí, pero de una belleza turbadora muy grande»

La potencia de sus imágenes procede precisamente de ser versiones retorcidas de elementos cotidianos que conocemos y, aunque normalmente son grotescas y repugnantes, siempre contienen una elegancia y nivel de detalle que las distancian de otras obras más efectistas que utilizan el morbo por el morbo.

Algunas viñetas son puro arte, un arte procedente de nuestras pesadillas, sí, pero de una belleza turbadora muy grande.

Sus guiones suelen estar protagonizados por personas normales que se ven envueltas en sucesos extraños contra su voluntad o sin motivo alguno, reforzando el temor de que nos puede ocurrir algo malo en cualquier momento por puro azar.

También juega mucho con el miedo a lo desconocido y el origen de la locura, ya sea individual o colectiva, como muestra en la excelente historia corta El misterio de la falla de Amigara (incluida en el segundo tomo de Gyo).

«Con él lo importante es el viaje, no el destino»

A pesar de que la mayor parte del tiempo busca aterrorizarnos y dejarnos mal cuerpo, el autor suele introducir momentos de humor negro deliciosamente divertido, como las discusiones de pareja en Gyo o la historia corta La tragedia del pilar principal.

De hecho, incluso se ha permitido realizar una obra puramente cómica como El diario gatuno de Junji Ito: Yon y Mû, en la que parodia algunos de sus recursos más conocidos.

En ocasiones se le culpa de no saber realizar finales satisfactorios o no dar explicaciones de los misterios de sus tramas pero eso no hace más que acentuar el hecho de que lo mejor de Ito es su capacidad de crear ideas originales y desarrollar situaciones y ambientaciones escalofriantes. Con él lo importante es el viaje, no el destino.

Sus obras más reconocidas son Tomie, Uzumaki y Gyo, puntos de partida perfectos para introducirnos en su mundo, pero a continuación os ofrecemos el extenso catálogo del que podemos disfrutar en nuestro país.

Lo bueno de la obra de Ito es que son obras cortas que no suelen llegar a los tres tomos, por lo que no nos eternizaremos ni cansaremos nunca de ninguna de ellas.

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