GENERAL MANGA OPINION

Mercado compulsivo

¿Compramos demasiado manga? ¿Necesitamos tener a la de ya todas las novedades? ¿Qué papel juegan en todo esto los influencers y divulgadores? Estos últimos días, he estado reflexionando sobre los numerosos cambios que, en pocos meses, ha vivido este mundillo. Podría casi decirse que estamos ante un mercado compulsivo donde, a priori, importa más la cantidad que la calidad. A lo largo de este artículo, os daré mi opinión sobre estas y otras dudas.

Nota previa: La opinión vertida por el redactor de este texto no se corresponde necesariamente con la del equipo de Otaku Center o algunos de sus colaboradores. Únicamente refleja la de su autor.

Una parte de mis estanterías manga

COMPRANDO QUE ES GERUNDIO

No cabe duda de que cada vez hay más editoriales manga en el mercado, y siguen naciendo más y más. Esto, por un lado, genera una mayor variedad y diversidad de publicaciones, lo cual es positivo. Todos podemos encontrar alguna lectura interesante, y este factor contribuye a la expansión del cómic manga, algo que por suerte ya ha dejado de ser un reducto para convertirse en mass media. A ello han contribuido también las plataformas de streaming que, acercando el anime al gran público, también dan a conocer obras que quizá provoquen el nacimiento de nuevos lectores.

La contrapartida de este enorme crecimiento del mercado manga es que genera, en ciertos consumidores, una ansiedad. Sabemos que, por motivos económicos (hay que comer y vivir), no podemos hacernos con todos los tomos que se publican al mes (más de 50). Por ello, aquellos que tenemos un presupuesto limitado, debemos cribar muy concienzudamente qué colecciones empezar y cuáles descartar. Tampoco ayuda que el precio del papel se haya disparado y el precio estándar de manga oscile hoy entre los 8,50 y los 9 euros. Eso, cuando no hablamos de los exacerbados 10 euros de ECC.

Cada vez nos miramos más no solo que obras comenzar a coleccionar, sino la calidad de la edición. Resulta comprensible que, pagando una media de 9 euros por tomo, revisemos con lupa cada detalle del tomo. El moiré, las transparencias, el guillotinado, el encolado… Las redes sociales nos han convertido en expertos de la edición y la maquetación. Y aunque a veces ciertas quejas y peticiones resultan excesivas (pedir que cambien tus tomos viejos por nuevas ediciones), otras en cambio resultan del todo comprensibles (que falte texto, que las páginas salgan desordenadas o que el lomo del tomo se despegue nada más abrirlo…).

Una tienda de manga en Japón

LA CULPA ES DE LOS INFLUENCERS

Ahora bien, esta ansiedad, esta absurda necesidad de comprarlo todo, no se debe a un único motivo. Resulta obvio que cada vez se publican más tomos al mes, pero estadísticamente también resultará lógico que no todo lo que se publique sea de calidad. Lo que os decía del mercado compulsivo.

Los shonens genéricos pueblan estanterías, por poner un ejemplo. En un mercado cada vez más amplio, todo vale con tal de captar la atención del público. «Por suerte» (sí, entre comillas), existen personas que, en redes sociales, ofrecen su opinión de los mangas que compran o les envían como material promocional (esto último algo totalmente lícito). Sin embargo, aquí llega la gran duda y el motivo de mis comillas: ¿podemos fiarnos de estos llamados «divulgadores»?

Pues sí y no. Tener cientos de miles de seguidores no te convierte automáticamente en un experto en la materia. Aquí podríamos alegar que una persona en un canal únicamente está dando su opinión, pero… ¿una opinión es igual de honesta cuando ese manga ha llegado gratis? Válida, claro que sí, pero valoramos mucho más aquello que compramos con nuestro dinero, y por tanto ofrecemos una opinión más visceral y sincera (nos cabrea gastarnos pasta en algo que nos decepciona y nos alegra acertar con una compra), y así lo reflejamos.

Otro efecto mariposa de estos llamados influencers o divulgadores es el hecho de que contribuyen, queramos o no, a generar una necesidad de compra en el espectador/lector. Y aquí voy a ser completamente autocrítico, y me voy a culpar también de ello. A pesar de que mi canal de Youtube es muy modesto, también hago ese tipo de vídeos de «compras manga». Si bien es cierto que no al nivel altísimo de otras personas (y no esperéis que dé nombres, porque se dice el pecado pero no el pecador).

Luego tenemos la otra cara de la moneda; divulgadores que, ya sea por carisma o por equis motivos, tienen una gran base de seguidores asentada pero resultan un poco incoherentes. Me refiero a personas que realizan vídeos recomendando obras publicadas en nuestro país que ellos han leído ilegalmente por scans. Personas que ganan sus dineros en Youtube y que apenas gastan un céntimo en hacerse con aquellas obras que sí recomiendan a sus seguidores. De esta forma, no solo no contribuyen a esa supuesta gran afición que tienen, sino que encima promulgan el consumo de manga de formas poco legales.

La existencia de plataformas como Manga Plus (Shueisha) o Manga Up (Square Enix), resulta una forma excelente de leer gratuitamente manga y de forma legal. ¿Por qué, entonces, sigue habiendo gente que recurre a esos métodos en las redes? Misterios de la vida. Yo hace mucho tiempo que dejé de leer de esta forma. Si una obra no llega a España o no está disponible legalmente de forma digital para su consumo, pues me aguanto y punto. No todo vale con tal de leer YA lo que queremos. Los ritmos de los mercados son distintos y hay que entenderlo.

Otra zona de mis estanterías manga

CONCLUSIONES POCO COMPULSIVAS

Seamos cautos. Pensemos bien las cosas. No nos comparemos con esos «afortunados» que pueden comprarse todo y leerlo todo (os aseguro que también leen cosas que no le gustan). No hagamos caso ciegamente al influencer de turno solo porque nos cae bien (puede que vuestros gustos y criterios sean muy distintos). Razonemos con calma si una obra realmente nos interesa para coleccionar o estamos cayendo en la trampa del capitalismo compulsivo de tenerlo todo ya.

Seguro que no soy el único que ahora mismo está contemplando su enorme pila de mangas pendientes por leer. Y mientras la contemplo, me percato de que hay mangas que llevan ahí un mes y todavía ni he tocado. Ese fue mi toque, mi despertar. Me di cuenta de que seguía comprando novedades por el hecho de tenerlas, pese a que podían pasar semanas y semanas sin que las leyera. Y entonces, ¿por qué necesitaba tenerla YA en casa? Estoy convencido de que muchos de los que estáis leyendo esto sufrís la misma situación.

Alejémonos un poco de este mercado compulsivo, pensemos con cabeza y coleccionemos aquello que nos hará felices personalmente. No aquello que recomienda tal o cual persona. Porque esa persona probablemente tendrá otro contexto y otras facilidades que muchos no tenemos. Es muy fácil recomendar cosas a diestro y siniestro cuando no pagas por ellas. Es muy fácil decir «tenéis que leer este manga» aunque no sea gran cosa solo para seguir alimentando la maquinaria del consumo desmesurado. Frenemos, echemos la vista atrás y reflexionemos. El mercado del manga seguirá ahí. Tenerlo todo ya no necesariamente nos hará más felices.

¿Qué tipo de compradores sois? ¿Qué os ha parecido lo expuesto en este artículo? ¡Contadnos, que es un tema muy interesante!

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Sobre el autor...

Yer Wells

Lector de manga desde hace más de diez años y habitual redactor sobre este campo. Me maravillan las historias raras y busco sorprenderme en cada lectura. Lo mainstream no está reñido con la calidad.

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