En memoria de Carlos Diez

Carlos Díez ha fallecido. Tristemente nos vemos forzados a despedir a uno de los mejores artistas que ha conocido el mundo de la ilustración y las artes visuales, y ante todo a una gran persona que luchó por su sueño y por aquello en lo que más creía.

Nos ha abandonado apresuradamente, a la edad de 49 años, dejando tras de sí el resultado de una vida dedicada al arte. Se ha marchado una de las personas que más ha aportado a una afición que nos apasiona, y que gracias a su dedicación y esfuerzo, hizo llegar a un gran público.

Desde edad muy temprana, Carlos, comenzó a mostrar un gran interés por la fantasía y la ciencia ficción, temáticas que siempre han estado presentes en su trabajo, que le servían para evadirse y comenzar a plasmar, como cualquier otro niño, lo que pasaba por su imaginación. No es nada raro, pues en nuestra infancia todos dibujamos nuestros propios mundos, plasmamos nuestras inquietudes en el papel, pero en Carlos esto fue diferente. Carlos convirtió una afición infantil en pasión, y la pasión por el arte pasó a formar parte de su vida.

«De tomar de inspiración mujeres irreales, de revistas y fotografías, pasó a recibir la visita de: ángeles, diablos, brujas, musas, seres de la noche…»

Nunca se sonrojó, ni se ruborizó al confesar otra de las tempranas aficiones de su niñez: su precoz gusto por la figura de la  mujer. Se dejaba hechizar por la belleza y la magia del rostro femenino de todas esas mujeres que formaban su día a día. Diosas que en la mente de un niño fueron convirtiéndose en fruto de adoración, y que debido a su corta edad, se presentaban como sueños inalcanzables.

Estas musas ocuparon su mente y fueron, poco a poco, quedando atrapadas en papeles y lienzos, presas en el arte y retratadas por unas manos que sabían captar la esencia, y la verdadera belleza, de lo que estaban retratando.

La suma de pasión, esfuerzo y el nunca abandonar un sueño, fueron dando sus frutos y el arte de Carlos Díez fue evolucionando y creciendo en un pequeño estudio. De tomar de inspiración mujeres irreales, de revistas y fotografías, pasó a recibir la visita de: ángeles, diablos, brujas, musas, seres de la noche… deseosas de ser la inspiración de un maestro que cada vez iba haciéndose más nombre.

Y es que Carlos es parte de una época. Una época donde la picaresca y el erotismo se reflejaba en sus portadas para publicaciones como: Heavy Metal, Penthouse Comix, Kiss Comix, Eros Comix, Stryke… poblando así las fantasías de muchos adolescentes y adultos. Ocupando las portadas, y camisetas, de grupos musicales como: Lujuria, Tierra Santa, Easy Rider, Los Suaves… haciendo llegar su trabajo y su nombre los a seguidores de este género musical, y quedando por siempre su arte en el recuerdo al hablar de ciertos grupos y ciertos discos.

Su colección de Pin- ups regaló, a nivel internacional, una visión de esas mujeres inalcanzables inmersas en mundos creados por su imaginación, mezclando los elementos fantásticos y la belleza en una misma obra. Modelos y famosas eran inmortalizadas en todo su esplendor por los lápices y colores de Carlos, dueño de un espectacular realismo en su técnica.

Demostró con su trabajo que era todo un genio de la ilustración, pero él no se conformó con eso y en 1995 dio otro paso de gigante queriendo transmitir sus conocimientos, sus técnicas y sus secretos. Fundó la Academia C10, la academia del cómic y las artes visuales de Madrid, donde ejerció de maestro y  volcó toda su ilusión, ayudando a multitud de amantes del dibujo y la ilustración a estar más cerca de su sueño y permitiéndoles aprender junto a uno de los mejores.

Su figura como artista solo podía ser eclipsada por una cosa: su persona. Los que tuvieron la posibilidad de conocerlo y charlar con él, conocieron a un gran hombre siempre dispuesto a ayudar y absolutamente volcado en su trabajo, su sueño y en aquellos que le rodeaban.

Amable, amigable, cercano, trabajador, soñador… Son adjetivos que se usan para describir su persona  y en los que coinciden todos los que le conocieron. Carlos disfrutaba con lo que hacía, creía en su pasión, y trataba de transmitir todo ello en su trabajo y en sus enseñanzas, en cierto modo era el secreto de su don. Su arte estaba impregnada de su persona.

Si nos piden una imagen de Carlos, a muchos nos van a venir a la cabeza el recuerdo de ese hombre delgado con coleta,  paseando por las convenciones y salones del cómic , acompañado por grandes bellezas y rodeado de innumerables amigos, que le paraban insistentemente para saludarle y estrechar su mano. Esa es la imagen que les vendrá a muchos, pero lo que nadie olvidará, nunca, es esa gran sonrisa que siempre mostraba a los demás.

Queremos mandar nuestro apoyo y todo nuestro cariño a sus familiares en estos momentos tan difíciles. Y también a la multitud de amigos, compañeros, alumnos y a sus modelos que tuvieron la gran suerte de conocerle, compartir grandes momentos, aprender y trabajar con él.

Carlos Díez, Un gran artista, un soñador, un luchador, un creador de belleza, una gran persona… que pese a no estar entre nosotros, sigue vivo en el arte que nos ha dejado como legado.

Muchas Gracias por todo, Carlos.

En memoria de Carlos Díez (1966 – 2016)