2012 ha sido un buen año para los lectores de manga. Cada vez proliferan más editoriales (salen hasta de debajo de las piedras) y, por ende, se publican obras de mayor diversidad y variedad. El BL se ha asentado ya por completo (por fin, lo suyo ha costado) y el yuri parece irse abriendo paso, aunque le cuesta más. Si nos atenemos a ciertas editoriales, «el yuri no vende», pero paradójicamente luego mangas como Huyamos juntas reciben el galardón a mejor obra de dicha demografía. Hay cosas que cuesta comprender, pero no estoy aquí para debatir, sino para presentaros esta primera parte con nuestros 10 mangas favoritos de 2022.
Mientras elaboraba esta lista y recapitulaba las no pocas lecturas realizadas durante el año, me di cuenta de una cosa. Es quizá el año que más BL he leído, y espero que 2023 sea el año en el que ocurra lo propio con el yuri. Huelga decir que estas elecciones son personales, y si echáis en falta alguna obra, puede ser por dos motivos: o bien no ha pasado por mis manos o bien simplemente no comparto la opinión del resto de lectores.
Además, tened en cuenta la regla de que solo son aptos mangas que se hayan publicado al completo este 2022 o hayan finalizado este año. Por ello, y lamentándolo mucho (muchísimo) se han quedado fuera obras que me apasionan como Liar Game o Réquiem por el rey de la rosa, cuyos últimos tomos verán la luz a principios de 2023.
En cualquier caso, si este 2022 ha sido maravilloso para los que consumimos cómic japonés, 2023 viene arrasando. A juzgar por las presentaciones vividas en el Manga Barcelona, el mercado va a seguir creciendo hasta llegar a una solidez muy sana en la que además se va a apostar más que nunca por el cómic chino y coreano. Por si eso fuese poco, constatamos la madurez del BL en España y vemos un rayo esperanzador para el yuri. Eso, sin dejar de lado los grandes éxitos más comerciales y las obras más de nicho pero que también tienen un público muy fiel. ¡Parece que estamos en el momento más dulce para ser lector de manga!
¡FORMEMOS UNA FAMILIA!
La complicada y apasionante aventura de ser padres. Aunque sea de rebote y con una niña que no es biológicamente tuya. Eso es precisamente lo que les ocurre a Chiaki y Kazuma. Llevan siendo pareja durante años y ya viven juntos. Un buen día, inesperadamente, su mejor amiga Tomoe les informa de que tiene que hacer un trabajo urgente fuera del país y no puede llevarse a su hija. Así pues, les tocará a ellos dos encargarse de la pequeña. Pero claro, es complicado compaginar sus vidas laborales, la parte romántico-sexual y a la vez cuidar a una infante. Sus vidas se pondrán patas arriba, en el mejor de los sentidos, cuando la pequeña Ayu irrumpa en su día a día.
Lo de este tomo fue una sorpresa muy grata. Una de las mejores del año. Yo, reticente a los tomos únicos. También un poco cansado de ver los mismos tropos narrativos en esta demografía. Ingenuo de mí, pensando que pocas cosas me podían sorprender. Y ya no solo sorprender, sino calar tan hondo. Porque ¡Formemos una familia! es mucho más que una historia cuca. Es una obra que rompe barreras y quema estereotipos. Tanto Chiaki como Kazuma son personajes en sí mismos, alejados del cliché de activo y pasivo, o de ser el más masculino y el más «afeminado». Porque son una pareja realista, como cualquiera que podríamos encontrar hoy día. Ah, y lo mejor de todo, una pareja sana, que basa su relación en la comprensión, el apoyo y la honestidad.
Y leñe, da gusto leer BL así. Que te cogen y no te sueltan, te animan el día y te enternecen como pocas lecturas. Por si fuese poco, su autora, Tomo Kurahashi, se adentra en el tema de la adopción y nos deja ver lo peliaguda que es todavía esta situación en Japón (lo digo como si en España fuese fácil, vaya). La resolución que se ofrece a esto en el manga no deja de ser tan simbólica como lo es la ley en dicho país con respecto a la paternidad en parejas del mismo sexo, pero igualmente es un valiente paso adelante a la hora de reflejar una situación bastante desconocida y que choca que se toque en un manga. Un aplauso para la mangaka y un profundo «gracias» por haber creado un tomo tan redondo.
ONE ROOM ANGEL
Me encantaría estudiar y analizar la mente de Harada. Una mangaka que es capaz de realizar obras tan descacharrantes, salidas y calentorras como Happy Kuso Life, tan problemáticas y duras como Niichan o tan intensas y profundas como la que ahora ocupa este listado. One Room Angel nos deja ver una faceta de la autora más sensible, más humana y más conectada a la salud mental. One Room Angel es ese pequeño trocito de diamante que encuentras entre muchas chucherías. Son entretenidas, sí, y cumplen su función a la perfección, pero distan de hacer una lectura tan meditada y madura sobre la condición humana.
Koki, un apático dependiente de una tienda, está harto de su vida. Un día, dos maleantes se le encaran en plena noche y uno de ellos le alcanza con un cuchillo. Cuando Koki recupera el sentido, se topa con un ángel, alguien que desde entonces le acompañará a todas partes e incluso se instalará en su piso (y sin pagar alquiler). Desvelar más de esta historia sería destriparos lo verdaderamente interesante. Porque aquí Harada no deja nada al azar, todo tiene una explicación y un sentido. Las tornas protagónicas empiezan a cambiar cuando empecemos a ver cosas extrañas en este ángel de la guarda.
A través del relato, la autora exhibe músculo narrativo presentando interrogantes que nos invitan a pasar páginas constantemente. Por el camino, pequeñas reflexiones sobre lo que supone la pérdida, la inevitabilidad de la muerte y la aceptación de que nuestras decisiones tienen consecuencias. No solo para nosotros, sino también para nuestro entorno. One Room Angel es una historia sobre los caminos que elegimos, aquellos que perdemos y son irrecuperables y aquellos que todavía estamos a tiempo de tomar. Una historia sencillamente magnífica que sabe cómo llegar al corazón sin artificios dramáticos ni forzando nada. One Room Angel destila verdad, transparencia y autenticidad.
RUMSPRINGA
Seguro que si os pregunto qué mangas os han cautivado hasta tal punto que tenéis la última viñeta metida en la cabeza tendréis una respuesta rápida. He hecho muchas lecturas este año, pero siempre que pienso en Rumspringa lo hago con mucho cariño. Sobre todo cuando en mi mente se planta esa última imagen que cierra esta bonita historia. No puedo evitar una sonrisa tonta. Porque me encanta cuando cojo un manga sin ningún tipo de expectativa y me sorprende. Me encanta que una historia se me quede muy dentro. Porque, os confesaré algo, y es que a veces el hype mata a las obras. A veces es mejor acercarse a algo únicamente movido por una curiosidad inocente. Porque es entonces cuando te permites sorprenderte, cuando nada externo puede modificar tu opinión para bien o para mal.
Rumspringa es un encuentro, el inesperado y caprichoso azar haciendo de las suyas para unir a dos almas tremendamente opuestas. Dos almas llevadas al extremo por circunstancias de la vida. Es en el medio del camino donde esas dos almas encuentran una verdad que resulta tan cierta como inamovible. El amor nos cambia y nos transforma, nos lleva a hacer cosas que creíamos imposibles. Nos eleva y nos hace creer que es posible cambiar nuestras vidas.
Eso mismo les ocurre a Oswald y a Theo. Oswald ha abandonado su sueño de hacerse bailarín en Broadway y se dedica a malvivir currando de camarero y vendiendo su cuerpo pulido por la danza. Theo, por su parte, es un amish que acaba de iniciar su rumspringa, que es nada menos que esa época temporal donde se permite a estos jóvenes salir de su opresivo entorno y «vivir en sociedad». Su encuentro les transformará y cambiará sus vidas para siempre.
Oswald ha abandonado su sueño y Theo acaba de iniciar uno descubriendo qué puede ofrecerle la vida. Para bien y para mal. El cinismo y la bordería inicial de Oswald contrastan con la ingenuidad e inocencia de Theo. Caras opuestas de una misma moneda que, aunque parece que nunca van a ver su otra mitad, terminan por darse cuenta de que lo que les une es más fuerte que aquello que creen que les diferencia. Una relación que empieza un poco sin más, pues Oswald siente algo de pena por este chico tan perdido, que acaba convirtiéndose en una enseñanza vital para ambos. Oswald reavivará las llamas de un sueño que creía imposible y Theo se atreverá a romper las barreras que creía que era eternas. Rumspringa es un bello canto a la libertad que nos invita a concedernos nuevas oportunidades.
PERDIDOS ENTRE LA HIERBA
Keigo Shinzo es un mangaka que fundamenta gran parte de sus obras en la denuncia social. Usa un medio tan plástico, voluble y gráfico como es el manga para contarnos historias que siempre pretenden ir más allá. Entretener, por supuesto, es un objetivo más que válido, un placebo en forma de ficción que nos aleja de nuestros problemas y nos evade. Es, quizá, una de las sublimaciones más exquisitas que permite la literatura en todas sus vertientes. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando una obra quiere hacernos pensar? ¿Qué pasa por nuestra mente cuando oímos la vocecita de un autor, o autora, invitándonos a hacer algo más que evadirnos? Cuando nos proponen reflexionar, mirar el mundo con otros ojos y darnos cuenta de que ahí fuera, lejos de las cuatro paredes de nuestra habitación, están ocurriendo muchas cosas. Algunas muy desagradables.
Y lo fácil, lo cómodo, es apartar la mirada y distraernos. Pensar que como no nos afecta personalmente no podemos hacer nada para cambiarlo. Yo mismo, mediante estas líneas, estoy simplemente escribiendo sobre ello sin hacer nada activamente por cambiar esas situaciones que afligen a nuestra sociedad. Soy solo una persona redactando un top 10 con aquellas «sublimaciones literarias» que más me han atrapado este año. ¿Estoy aportando mi pequeño grano de arena recomendando esta obra para que la dura situación que expone este manga sea compartida y conocida por más personas? No lo sé. A fin de cuentas, es algo que ha existido siempre y, desgraciadamente, seguirá pasando.
Perdidos entre la hierba nos habla del abandono de una madre, de la búsqueda de identidad de una niña que nunca ha conocido la infancia, que la ha perdido antes siquiera de saber qué era eso. Shiori es víctima de circunstancias que no son suyas, es un alma errante a quien las cartas no le han sido repartidas porque no sabía en qué consistía el juego. Por otro lado, al inspector de policía Yamada, a quien Shiori le recuerda a su hija, tiene una baraja que no encuentra. Ve en esta chiquilla una inesperada forma de redención, una compensación por su hija perdida. La culpa que le atormenta día a día reflejada en una persona a la que desea salvar con desesperación. Una relación puramente de necesidad, pero que se va transformando en auténtico afecto.
Porque a fin de cuentas, necesitar a alguien no implica necesariamente solo un acto egoísta inconsciente, sino también una forma de salvarnos cuando creemos que no merecemos ser salvados. Un bote salvavidas al que nos aferramos cuando llevamos tiempo sin ver otra cosa que no sea el mar. Y así, al llegar a tierra, nos reencontramos de nuevo entre la hierba, algo menos perdidos que antes.
NUESTROS COLORES
Formo parte de un colectivo (aunque me gusta más la palabra comunidad) que ha tenido que luchar constantemente por sus derechos. Qué absurdo parece cuando supuestamente la Constitución recoge la universalidad absoluta de los derechos y deberes del ser humano. Y sin embargo, ahí estamos, cada año, luchando a pancartas y colores. Manifestándonos, reivindicando nuestra presencia en una sociedad que parece olvidarnos si nosotros mismos no nos recordamos.
También formo parte de una asociación LGTBQ+, mi pequeña y personal forma de continuar esta lucha. Y aunque la palabra lucha se me antoja más violenta de lo que debería ser, no dejo de pensar que en el fondo es un agotador cara a cara diario. Contra ciertos partidos políticos, contra algunos medios de comunicación, contra aquellos que asesinan y agreden a los nuestros. Una carrera de fondo que parece no tener fin.
Y por todo esto son necesarios mangas como Nuestros colores y mangakas como Gengoroh Tagame. Porque la lucha sigue, y se puede hacer de muchas formas. En la calle, en las manifestaciones, en la celebración del Orgullo y, cómo no, en la literatura, las series, las películas. La ficción no deja de ser hija de su tiempo, y por tanto representa y refleja aquello que está presente en la sociedad del momento. Nuestros colores no solo es la historia de Itoda, un chico gay que no se atreve a vivir como es. Es también el relato de muchos jóvenes que aún hoy en día sienten miedo y que prefieren quedarse en el armario ante una sociedad que saben hostil. Ante un mundo que, lejos de darles la bienvenida con un abrazo y afecto, les condena, les insulta y les violenta.
Ahora bien, hay esperanza. ¿No estáis hartos de historias LGTBQ+ donde todo es oscuridad, depresión y cinismo? Como si nosotros mismos hubiéramos asumido que no tenemos derecho a vivir felices y como nos venga en gana. La esperanza también es Itoda, que gracias a su mejor amiga y la inesperada figura de Amamiya, que actúa como mentor en este a veces complicado tránsito hacia la «vida gay», aprende a valorarse. La esperanza reside en mangas como este, que se aleja de la tristeza y el «ruido» para contar una historia tan directa como sencilla. Para recordarnos que nunca estamos solos y que nunca está de más pedir ayuda. Porque todo llega si somos pacientes, y no hay nada más liberador que vivir nuestra verdad sin dejarnos arrastrar, por difícil que pueda parecer todo.
MENSTRU, TU AMIGA FIEL
Me da la sensación de que me he puesto muy reivindicativo en este texto sobre nuestros 10 mangas favoritos de 2022. Quizá en el fondo de mi subconsciente he elegido estos 10 porque me han hablado muy directamente o porque representan cosas que defiendo y en las que creo firmemente. No os engañéis, Menstru tu amiga fiel no es (solo) un manga sobre la menstruación. Y aun si fuera solo eso, ya me parecería bastante rompedor. ¿Un cómic sobre algo tan tabú en la sociedad japonesa, empeñada en ocultar todo aquello que pueda tener un cariz mínimamente «problemático» o íntimo? Mis dieces.
Pero no, es que se esconde mucho más detrás de esta inesperada pero necesaria licencia de Tomodomo. Soy un fan de los mangas «rarunos», ya lo sabéis. Me lanzo a estas historias movido por una curiosidad brutal. Y me encanta aprender, sí, y más si lo hago con un medio como el manga, que disfruto enormemente. Menstru está a medio camino entre el ensayo, la comedia y un trabajo de empatía con los lectores. Seré directo: muchos hombres deberían leer este manga. Resulta ridículo que en pleno siglo XXI algo tan cotidiano y normal como la regla siga siendo entre algunos sectores de la sociedad un tema a ocultar, algo que da reparo comentar. Y también resulta chocante que las parejas masculinas de muchas mujeres desconozcan totalmente en qué consiste y qué es.
Y este manga no solo resulta edificante y didáctico, sino que nos ayuda a acercarnos sin miedo, a aprender sobre ello y, por tanto, a tratar de ser más empáticos con este hecho. No más frases machirulas como «Joder, está con la regla, mejor no me acerco». No más dudas irresueltas. Este manga es casi una labor social. Yo mismo reconozco que he aprendido sobre un montón de temas que no sabía en sus cuatro tomos. Y cuando digo que es más que un manga sobre la menstruación, lo digo por algo. También nos habla de sexualidad, de feminismo, de microagresiones machistas, del papel de la mujer en la sociedad, de la pérdida de la virginidad, de las enfermedades de transmisión sexual, de la mirada femenina en torno al sexo… Un compendio de críticas sociales tratadas con muchísimo acierto y pequeñas dosis de humor, que así todo entra mejor siempre.
HOME FAR AWAY
Parafraseando a la gran Rocío Jurado, este manga llegó a mi vida «como una ola». Y me arrasó. Me destrozó. Cogió mi alma, la examinó, la partió y la recompuso de nuevo. Home Far Away es eso que no esperas, o mejor dicho de lo que no esperas mucho, y termina por psicoanalizarte por dentro mientras te preguntas por qué se te escapa esa lagrimita al terminar el tomo. ¡Pero si llevaba semanas en mi estantería esperando a ser leído! No sé por qué, pero a priori no era la lectura que más me llamara de mi enorme pila de pendientes. Hasta que llegó esa mañana…
No podía posponerlo más. Cogí el tomo, sin pretensión alguna más que de leerlo por fin y, de pronto, desaparecí del mundo. Me vi absorto totalmente en esta historia de huida y encuentro ¿o es de encuentro EN la huida? En cómo las vidas de estos dos chicos, Alain y Hayden, daban un vuelco. Alain, huyendo de una familia ultrarreligiosa que no le deja respirar ni ser quién es. Hayden, un chico errante al que le cuesta permanecer mucho tiempo en el mismo lugar. Nada parece atarle. Y en él precisamente encuentra Alain un clavo ardiendo al que aferrarse, un mecanismo de huida, una inesperada salvación temporal en forma de viaje.
Dicen que huir de nuestros problemas es de cobardes. Y de alguna forma, en cierto sentido yo creo que es un acto de valentía. Cuando una situación nos sobrepasa y nuestra mente va a estallar, es necesario alejarnos de aquello que nos causa dolor. Quizá en la escapatoria improvisada nos hallemos de nuevo, quizá solo así recompongamos las piezas que no encontrábamos de quienes siempre fuimos. Como reza el título de este manga, el hogar no siempre reside en lo que conocemos y nos viene dado, sino que puede estar en lo inesperado, aquello que agarramos sin pensarlo dos veces. A veces es más sencillo compartir nuestras cargas con un desconocido, porque sabemos que no vamos a ser juzgados. Y porque sabemos que el otro está en una situación similar, que también requiere de nuestra comprensión y no nuestro juicio de valor.
Home Far Away ha sido una lectura que, por motivos que todavía hoy estoy dilucidando, me ha hablado de tú a tú. Me ha hecho pensar sobre aspectos personales y he conectado de una forma inesperada con ella. He acompañado a Alain y a Hayden en su huida, que también me ha servido para bucear en asuntos que creía enterrados. El viaje ha sido inolvidable, la búsqueda nos ha cambiado y la llegada a destino ha sido tan dura como liberadora.
LOOK BACK
Hay algo catárquico en la creación artística. Un ego indisociable del contenido que elaboramos. Por mucho que los escritores, pintores, artistas y demás se empeñen en intentar demostrar que esto no es así. Escribimos porque sentimos, y deseamos compartirlo con el mundo. Quizá por afán social, quizá por soltar parte de nuestro lastre o puede que deseemos encontrar a iguales que entiendan nuestra historia y nos digan que le ha hecho «sentir cosas».
Resulta gratificante escuchar eso. Oír a una persona decir que lo que nuestra mente ha conjurado le ha despertado sentimientos y emociones. Que no ha sido solo un pasatiempo pasajero sino que se ha entretejido en su memoria y ahora pasará a formar parte de sus recuerdos. No me ha pasado en demasiadas ocasiones, pero las pocas que ha sido así ha sido bonito. Y a nivel psicológico produce una indescriptible sensación de placer. ¿Veis porque digo que hay cierto ego en esto de la creación?
Look Back es la conexión inesperada mediante el arte del manga. Dos seres que se encuentran por azares del destino y que empiezan a crear ensoñaciones juntas. Que se pierden en la fantasía de la imaginación, en la creación de historias. Y lo hacen para olvidar la realidad, esa que aprieta y a veces incluso ahoga. La evasión como forma artística y fuente de liberación. La creación como búsqueda de una identidad que solo encontramos en el papel o en el lienzo. Fujino, empeñada en cumplir su sueño y dar a conocer su obra. Kyomoto, más recluida en su intimidad y temerosa de compartir sus inquietudes. El hilo rojo del destino las alcanzará a ambas y, solo a través de la ficción creada, cruzarán sus caminos. Una amistad surgida de la necesidad y de la creencia de que solo se tienen la una a la otra.
No hay nadie ahí fuera que las entienda. Están demasiado ocupados viviendo sus vidas como para molestarse en crear otras. Otras que, aunque sean de mentira, tejen una realidad entre ellas que las acerca profundamente. Una historia dentro de otra que nos habla de los vínculos que aparecen como por arte de magia. Sin embargo, muchas veces lo que escondemos sigue ahí dentro, y ni siquiera se puede comunicar a través de la ficción. Por mucho que intentemos escudarnos en ella para olvidar, la realidad siempre asomará su oscura cabecita para recordarnos que existe, que no ha dejado de hacerlo. Y en ocasiones resulta demasiado complicado asumirla, porque no es una mentira creada de la que podemos ocultarnos. Hay veces que nuestra vida, la que es de verdad, nos sobrepasa, y llegamos a tomar decisiones cuyas consecuencias resultan eternas. ¿Y qué dejamos por el camino? Una historia a medio contar…
SILVER SPOON
Norma «solo» ha tardado cuatro años en lanzar el último tomo de Silver Spoon. Vale que había que esperar primero a que fuese publicado en Japón, pero con todo la espera fue más larga de lo que debería haber sido. Y todo para cerrar una colección. Otra cosa ya sería preguntarse si Aristocracia Campesina dejará de ser anual… En cualquier caso, hemos podido concluir de forma satisfactoria la historia de Yugo Hachiken y sus divertidas desventuras en la Escuela de Capacitación Agraria de Yezo.
Que Hiromu Arakawa es una narradora excelente no es ningún secreto a estas alturas de la vida. Fullmetal Alchemist es, y siempre será, su obra magna, pero la mangaka se atreve con todo. Sea como ilustradora o guionista, se ha metido en mangas históricos como Hero Tales o La Heroica Leyenda de Arslan o ha contado de forma autobiográfica su propia vida en la granja familiar. Y ojo, que 2023 nos traerá su obra más reciente, Yomi no Tsugai.
Silver Spoon, de hecho, bebe bastante de la propia Aristocracia Campesina. Muchos de los datos y realidades que la autora expone en esta ficción forman parte de sus propias vivencias de infancia y juventud. La mangaka se ha criado en el campo, y usa ese bagaje tan rico e interesante para presentar un manga cargado de aprendizajes vitales. Ya no solo en torno al propio trabajo agrícola y la dura vida diaria en una granja, sino también en torno a las perspectivas de futuro y el planteamiento sobre cómo queremos vivir nuestras vidas.
Silver Spoon lo tiene todo: grandes dosis de comedia, gotitas de drama, romance, aprendizaje, desarrollo personal… Las dinámicas entre sus personajes son tan reales como interesantes, y todos y cada uno de ellos tienen una personalidad arrolladora como solo Arawaka sabe hacer. Es una obra con la que se disfruta enormemente, de esas que deseas que duren más de 30 tomos si hace falta. Y eso, reconozcámoslo, solo nos pasa con aquellos mangas que nos dan algo más, que tienen ese toque extra que nos hace sentir como en casa. Esos mangas que son un lugar feliz del no queremos salir jamás. En la granja de la vida, todos salimos ganando y nosotros, como lectores, siempre lo hacemos con Hiromu Arakawa.
LA VERDAD SOBRE LAS BRUJAS
La historia siempre ha dado de lado a la mujer. A algunas las tachaban de locas, otras se usaban como simple herramienta para engendrar, otras eran vapuleadas por pretender cambiar las cosas… La mirada del patriarcado ha dominado y controlado las arenas del tiempo y la crónica sociocultural desde los albores de la humanidad. Dicen que la historia la escriben las vencedores, pero… ¿no estaría bien que también empezaran a escribirla las vencedoras, con «a»? Porque claro, ya pedir que la escriban las que están al otro lado sería mucho pedir.
En cualquier cosa, La verdad sobre las brujas no es más que otra muestra sobre lo que expongo. En una época en la que la religión imperaba sobre la lógica de la ciencia y la experimentación verídica, la brujería fue un tema candente. Y oh, qué casualidad, que dichas acusaciones recaían siempre sobre la mujer. Eran tildadas de hijas de Satanás, engendros del mal que con sus maldiciones y cánticos solo traían miseria y calamidades. Y la Iglesia, claro está, no solo no negaba dichas vejaciones, sino que contribuía a expandirlas «por el bien de la comunidad».
Porque era mucho más fácil apaciguar a las fieras (es decir, al pueblo) sacrificando a una mujer que molestarse en intentar salvarlas. Porque lo que sí era cierto es que algo pasaba, pero ese algo tenía una explicación racional y científica que no todo el mundo parecía dispuesto a escuchar. Hasta que llegó Weyer, un doctor que las pasará canutas para intentar cambiar la estancada y aferrada forma de pensar de toda una aldea. El pánico y la sospecha se han apoderado de un pueblo que cree a pies juntillas la santa palabra del Señor en detrimento de una posible salvación.
La verdad sobre las brujas es un manga muy bien documentado que refleja la complicada diatriba entre fe y razón a través de una caza de brujas. Una búsqueda de culpables constantes en la que señalar con el dedo al vecino es mucho más sencillo que reconocer que el problema también está en nuestra casa. Aquello de «ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio». Ebishi Maki nos presenta una historia magníficamente narrada que juega de forma muy coherente con los flashbacks y que no pierde ritmo en ningún momento. Tres tomos absolutamente redondos que harán las delicias de cualquier apasionado de la historia o simplemente de las buenas historias.
¡Y hasta aquí esta primera parte con nuestros 10 mangas favoritos de 2022! ¡El jueves será el turno de Alba, ya sabéis! Mientras tanto, ¡contadnos cuáles son vuestros 10 favoritos!
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