2016 está siendo el año de los grandes conflictos entre superhéroes en el cine. Tras Batman V Superman y Capitán América: Civil War les llega el turno a los mutantes de Marvel, amenazados por el villano más poderoso al que se han enfrentado hasta ahora.
Dirigida de nuevo por Bryan Singer (responsable de X-Men, X-Men 2 y X-Men: Días del futuro pasado) y con un reparto lleno de estrellas como Jennifer Lawrence como Mística, James McAvoy como el Profesor Xavier, Michael Fassbender como Magneto, Nicholas Hoult como Bestia u Oscar Isaac (Poe Dameron en Star Wars: El despertar de la fuerza) como Apocalipsis; la película se sitúa en 1983, diez años después del final de Días del futuro pasado. Tras el reinicio temporal provocado por Lobezno, Xavier sigue al frente de su escuela para guiar a jóvenes mutantes, Mística ha desaparecido tras convertirse en símbolo de paz y heroísmo para sus congéneres y Magneto vive con su nueva familia en Polonia haciéndose pasar por un trabajador normal en una fábrica. Sin embargo, el despertar de En Sabah Nur, el primer mutante, que quiere convertirse en un dios y conquistar el planeta, provocará de nuevo la aparición de dos bandos entre los mutantes.
Gracias a la gran escala del conflicto, Apocalipsis es el momento perfecto para la incorporación de nuevos personajes, algunos de los cuales ya aparecieron en la primera trilogía fílmica pero ahora se presentan en una nueva versión como Jean Grey, Cíclope, Tormenta, Rondador Nocturno o Ángel, mientras otros regresan de la anterior película como Mercurio o debutan como Mariposa Mental. Tantas presencias de mutantes tan conocidos es toda una golosina para los aficionados, más cuando la mayoría de ellos tienen como mínimo un momento de gloria aunque son Rondador y Mercurio los que realmente roban la escena cada vez que aparecen.
La película es mucho más espectacular y entretenida que Días del futuro pasado, apostando por una mayor sucesión de escenas de acción muchas de las cuales tienen un tono similar al género de catástrofes, jugando un poco con el tema de la Guerra Fría pero dejando finalmente de lado el aspecto político presente en las dos anteriores entregas para decantarse por un matiz religioso y, valga la redundancia, apocalíptico. El uso de los poderes de los distintos mutantes está bien integrado y consigue algunos momentos muy potentes a nivel visual.
Sin embargo, Singer apenas arriesga y vuelve a presentar la misma película que ya nos ha contado mil veces, con escena para lucimiento de Mercurio incluida. Todo acaba siendo previsible, el guión tiene escenas muy endebles (con remarques y frases muy obvias y algo ridículas) o prescindibles (sí, vale, Apocalipsis tiene el poder de crear cosplays la mar de guapos para sus aliados), el villano es de lo más típico y, especialmente, los personajes son unas veletas que cambian de parecer y bando en un abrir y cerrar de ojos. Mención especial para Magneto, supuestamente uno de los mutantes más temidos y poderosos y que aquí es tratado como una marioneta con una carga emocional llena de clichés.
A pesar de sus defectos, X-Men: Apocalipsis es una película entretenida que, con una duración de casi dos horas y media, nunca se hace larga y ofrece una galería de escenas de acción bien resueltas. Eso sí, es algo plana y previsible y no acaba de dar todo lo que promete con este conflicto tan importante.
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