No debe ser fácil cargar con el peso de ser la cabecera manga más vendida de Japón. A lo largo de su historia, la Weekly Shonen Jump nos ha regalado grandes obras como Captain Tsubasa, Naruto, Bleach, Gintama, Kochikame o Haikyuu, por nombrar algunas. Con todo, actualmente está atravesando una etapa complicada, un relevo generacional sin precedentes que puede decidir si su futuro es brillante o si se la va a pegar fuertemente. En este debate, hay una obra que ha despuntado, y no siempre para bien. Su título, Kagurabachi. En medio de todo este revuelo solo queda preguntarse: ¿es Kagurabachi el futuro de la Jump?
DESPEDIDAS QUE DUELEN
Como comentaba, la Shonen Jump, en su versión semanal, ha venido arrastrando recientemente varias pérdidas. Obras muy longevas y queridas por el público que llegaron a su fin. Por un lado, recientemente nos decía adiós Jujutsu Kaisen. En sus inicios, se convirtió rápidamente en una importante serie que cautivó a su público y solía estar en los puestos de venta más altos. Si bien con el paso del tiempo se ha convertido, en mi opinión, es un caos sin ningún sentido carente de interés, eso no quita su importancia. La obra de Gege Akutami, con sus más y sus menos, fue un puntal importante que no se debe tomar a la ligera.
Junto a ella, y casi a la par, despedíamos también a My Hero Academia, tras diez años de publicación. Una década en la que Kohei Horikoshi nos brindó una interesante vuelta de tuerca a las historias de superhéroes. Sin duda influenciado por cabeceras como Marvel, el mangaka creó su propia historia de villanos y héroes en la que no siempre todo era lo que parecía. Lo interesante de MHA es que, nos guste más o menos, supo mantenerse constante en sus narrativas, hilando arcos con cierto tino. Además, las cifras de ventas de sus tomos la constatan como uno de los últimos éxitos de la Jump.
Hablando de ventas, algún tiempo atrás también tocaba decir adiós a Kimetsu no Yaiba, una serie que no despuntó en sus inicios. Si lo hizo a posteriori fue gracias a la brillante adaptación de ufotable, de la que aún tenemos pendiente un conjunto de películas. Se podría decir sin ápice de duda que Kimetsu fue el mayor revulsivo de la Jump en cuanto a ventas y popularidad, con permiso de la sempiterna One Piece, que sigue al pie del cañón.
KAGURABACHI, ¿ES LA SALVACIÓN O EL INFIERNO?
Con este panorama tan desolador, en el que parece que solamente One Piece aguanta el tipo, son las nuevas series las que tienen el complicado objetivo de alzarse como los puntales de la Jump. No contemos la presencia de Hunter x Hunter pues, pese a su calidad narrativa, su autor publica capítulos muy de cuando en cuando. Entre estas serializaciones más recientes, ha habido una que ha despuntado, aunque no siempre por motivos positivos.
Kagurabachi nació el 18 de septiembre de 2023, hace apenas un año. Su primer capítulo se publicaba en el número de la Jump de ese día. Pocas veces un estreno causó semejantes ríos de tinta en Internet. Tanto fue así que muchos lectores, tanto japoneses como del resto del mundo, la daban por cancelada. Solo unos pocos la defendían a capa y espada, alegando que tenía mucho que ofrecer. Habiendo leído ya los dos primeros tomos de Kagurabachi en la aplicación móvil Jump+, he llegado a mis propias conclusiones.
Para aquellos que no conozcan la obra, Kagurabachi nos cuenta la historia de Chihiro Rokuhira, hijo de un importantísimo y querido forjador de espadas. Cuando una misteriosa organización asesina a su padre, él decide vengarse. Aunque para ello primero tenga que salir de su zona de confort y recorrer el mundo para averiguar quien hay detrás de todo esto y los motivos. Por suerte, cuenta con una espada especial, una que forjó su querido padre solamente para él. Una espada de la que el mundo desconoce su existencia.
Como podéis ver, no estamos ante un argumento especialmente original. Casi podríamos incluso llamarlo «el Kill Bill del manga». Y lo cierto es que los primeros compases de la obra no auguraban nada bueno. La narrativa era densa, algo caótica y llena de tópicos. Había algunos toques de humor bastante acertados y, con todo, la obra no aburría. Pero no resultaba suficiente como para siquiera considerarla uno de los éxitos de la Jump. Así pues, ¿qué pasó?
Pues por un lado, el boca a boca, aunque fuera para mal, hizo que muchos se interesaran por la obra. Solo para comprobar por ellos mismos si era tan mala como se decía. A esas alturas de la película, Kagurabachi ya contaba con bastantes capítulos publicados, por lo que los nuevos allegados podían empaparse bien de la historia. ¿Y qué pasó? Pues que el manga pegó una mejora considerable.
No nos engañemos, sigue siendo un shonen de tomo y lomo, con todo lo que eso conlleva. Sin embargo, su autor, Takeru Hokazono, logró pulir esos aspectos que tanto se le crititicaban. La narrativa empezó a fluir mejor, los combates eran dinámicos y claros en su ejecución artística y la historia progresaba bien. Además, hay algo en Kagurabachi que no suele verse en este tipo de obras, y es que se profundiza en la psique de los villanos. Aquí casi nadie es malo porque sí, sino que se nos explican los motivos detrás de ciertos actos. Algo que puede parecer una tontería, pero que dota a la obra de una cualidad distintiva que se agradece.
Para concluir, todavía queda mucho para responder a la pregunta antes planteada: ¿Es Kagurabachi el futuro de la Jump? Lo que sí podemos decir es que se ha hablado bastante de ella y, para bien o para mal, ya tiene confirmada una adaptación animada. Si sigue puliendo sus aristas, podríamos estar ante una obra que quizá no defina el futuro de la revista, pero que sí se convierta en un importante pilar dentro de la misma. ¿A vosotros os gusta? ¿La habéis leído? ¡Contadnos!
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