Las historias que cada día consumimos, ya sea en formato de cómic, serie, película, videojuego, manga o anime no dejan de ser, en mayor o menor medida, un reflejo de las propias experiencias vitales de sus creadores. Cada narrativa se amolda de alguna manera a la realidad y el contexto histórico que vivimos, especialmente en los aspectos sociales, que son aquellos que nos hacen evolucionar como personas y como animales gregarios. La realidad LGTBIQ es una realidad innegable, incontestable, por mucho que algunos, ya sean partidos políticos o entes individuales, se empeñen en tratar de pisar nuestros derechos y negar nuestra existencia. El manga, como producto de consumo que es, también tiene mucho que decir al respecto. En este artículo, pues, hablaremos sobre la diversidad en el manga.
YO SOY ASÍ, Y ASÍ SEGUIRÉ…
Poco a poco, el País del Sol Naciente se va abriendo más y más, concienciándose de las realidades que tiene ante sus propias narices. Manifestaciones, reivindicaciones y desfiles pueblan sus calles, visibilizando un colectivo que siempre habían pretendido acallar, apagando sus conciencias. Puede que la sociedad japonesa no sea especialmente violenta ni agresiva con la comunidad LGTBIQ, pero sí son expertos en tratar de evitar aquello que no desean reconocer. Se les da bien maquillar verdades y fingir que algo no existe. Sin embargo, cada vez resulta más complicado tratar de negar algo que cobra mayor importancia cada año.
Y los mangakas, como buenos contadores de historias, no eluden esta realidad. A través de sus obras, conocemos diversas realidades, tratando de alejarse de ciertos estereotipos que, durante años, vienen arrastrando muchas obras BL. Que si el seme es más masculino, que si el uke tiene que ser femenino y débil… Por fortuna, estos roles cada vez parecen ir quedando más en el olvido, pese a que todavía se conservan en muchas obras, pues parece algo firmemente anclado en el imaginario y las creencias niponas. Sin embargo, en este artículo, vamos a intentar ir más allá. Os queremos hablar de obras que luchan por la diversidad, que la reflejan con maestría y que invitan a la reflexión y al progreso.
REFLEJOS DE COLORES
Resulta increíble cómo una autora como Ryoko Ikeda, contemporánea de otra grande como Moto Hagio, ya planteaba el tema de la identidad en su obra La rosa de Versailles. En ella, a su protagonista Claudine le asignaron el femenino al nacer, pero él se siente hombre, y pide que le conozcan como Claude. Los padres, preocupados e ignorantes, deciden llevarle al psiquiatra, para que trate de solucionar su «problema». Este, lejos de condenar o juzgar, decide ayudarle en su transición. Sin duda, Ikeda fue una de las pioneras tocando la diversidad en el manga.
Recordemos que esta obra fue originalmente publicada en 1978, por lo que resulta no solo una obra adelantadísima a su tiempo, sino una de las piezas clave históricas del manga que toca un tema que, por aquel entonces, era algo prácticamente impensable. Si os interesa, ECC Ediciones la ha reeditado en nuestro país, no exenta de polémica por el diseño de sus portadas. Con todo, la obra no deja de ser una imprescindible del mundillo.
Ya que mencionamos a Moto Hagio, esta autora también fue toda una visionaria, planteando el tema de la identidad de género en su obra ¿Quién es el 11º pasajero? (tomo único, Tomodomo). En esta historia de ciencia-ficción, uno de sus personajes, Frol, es un ser hermafrodita que no distingue realmente entre miembros masculinos y femeninos. No se plantea eso como algo diferente o distintivo y, lo que es más, su pareja, Tadathos, lo acepta sin condiciones.
En Liar Game (19 tomos, Planeta), la obra seinen de Shinobu Kaitani, también tenemos un personaje trans como es Yuuji Fukunaga. Si bien esto no resulta relevante para la trama, sí es cierto que la obra en ningún momento ridiculiza al personaje ni lo presenta como alguien menor. Lo naturaliza, sin más, algo que es de agradecer.
Y si queréis conocer más sobre el proceso que sufren para llegar a ser quienes siempre han querido ser las personas trans, echadle un ojo al tomo único La novia era un chico. Publicado por Fandogamia, la obra nos cuenta cómo vivió su protagonista este proceso con la ayuda (y dudas lógicas) de su marido. Un relato muy cercano, contado con positivismo, y que ayuda a comprender mejor esta complicada situación.
LECTURAS PARA TODES
Continuamos hablando de obras que representan la diversidad en el manga. Abriendo un poco más el espectro de realidades afectivo-sexuales, no podemos dejar de destacar Sombras sobre Shimanami (4 tomos). Gracias a Tomodomo, podemos disfrutar de una obra que plantea diversas forma de sentir y querer a través de sus variados protagonistas. Una historia muy tierna, esperanzadora, que no juzga ni critica, sino que se limita a expresar sentimientos y a hacernos ver que no somos tan diferentes como pudiéramos pensar.
Por su parte, la interesante obra El marido de mi hermano (2 tomos), nos hace reflexionar sobre el peso de la sociedad en nuestras convicciones. Publicada por Panini, nos cuenta cómo un fornido canadiense decide viajar al país de origen de su marido fallecido para conocer mejor su cultura. Sin embargo, su forma de ver y entender el mundo y la sexualidad chocará con la de Yaichi, un japonés algo tradicional que vive con su hija, Kanna. Esta historia, tierna, costumbrista e inspiradora, es una maravillosa lectura que invita a aparcar diferencias y a reconciliarnos con nosotros mismos y romper las barreras que otros imponen.
A veces, no es solo nuestra orientación afectivo-sexual la que complica nuestras circunstancias personales ante el virus de la ignorancia y la falta de empatía. En ocasiones, se añaden otros factores. En la preciosa obra Puedo oír el sol, conocemos a Kohei, una joven que sufre una severa discapacidad auditiva. Por eso, cuando Taichi, sociable como es, trata de comunicarse con él, no obtiene una respuesta. Sin embargo, su relación irá madurando poco a poco y ambos irán aprendiendo el uno del otro lo que supone superar obstáculos juntos. Hay muchas más formas de entenderse que con palabras.
Tampoco queremos pecar de buenistas. Hay procesos de aceptación complicados, que requieren de mucha fuerza de voluntad. La obra autobiográfica de Kabi Nagata, Mi experiencia lesbiana con la soledad (tomo único, Fandogamia), es buena muestra de ello. En esta obra, nos cuenta con todo detalle y profundidad lo que supuso para ella asumir su orientación afectivo-sexual y todos los dilemas mentales y físicos que tuvo que sufrir. La obra, además, también se sumerge en problemáticas como la depresión, la humillación corporal o el miedo a crecer.
Por último, para rematar este artículo de diversidad en el manga, cerramos con una recomendación que demuestra que la masculinidad no implica ciertos cánones sociales establecidos que, por suerte, están desapareciendo. Que se lo digan, si no, a Akamatsu y Seven, los protagonistas de Macarras in Love (3 tomos, Tomodomo). No se establecen roles, no se critican formas de ser, simplemente pasan de la amistad al amor casi sin darse cuenta. Además, Seven, a pesar de su apariencia tosca y ruda, es un tío increíblemente sensible y empático. Esta obra demuestra que ser un hombre no implica asumir ciertos comportamientos y roles que ataño se consideraban ideales.
¡Esperamos que os haya gustado nuestro artículo sobre la diversidad en el manga! ¡Os deseamos un feliz mes orgulloso, y os invitamos a que nos contéis cuáles son vuestras obras de referencia! ¡Os leemos!
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